Que escondemos con el enojo ?

Que escondemos con el enojo ?

بسم الله الرحمن الرحيم

Enojo y hostilidad no son la misma cosa, el enojo es una de las emociones negativas porque sentirlo no es agradable  y al experimentarlo le hacemos daño al propio cuerpo,  la hostilidad es una de las formas en que se reacciona ante el enojo, cuando hay hostilidad hay resentimiento e indignación, en algunos casos cuando no se logra controlar el impulso la hostilidad se manifiesta en  gritar, insultar, amenazar, dar la espalda, cortar la comunicación bloquear ( dejar en visto ) golpear o arrojar algún objeto.

 El enojo tiene características propias, como el aumento de energía,  cosa que no sucede en emociones como  la tristeza, en cuyo caso no quieres generalmente hacer nada, y aunque ante el enojo las personas podemos reaccionar de diferente modo hay unas respuestas generalizadas a nivel fisiológico, cognitivo, emocional y conductual, por ejemplo:

-Fisiológicas:  a algunas personas el enojo se les nota en el rostro, los cambios faciales pueden ser tan extremos que parece transformarse en otra persona  – les ha pasado que cuando han tenido un disgusto se encuentran con alguien y de inmediato les preguntan : estas enojada? pues si , es que aunque digamos No me pasa nada, el rostro indica que si pasa y mucho, también hay  aumento del ritmo cardíaco,  rubor facial, acaloramiento corporal, tensión abdominal.
-Cognitivas: Diálogo interno de ira y hostilidad, imágenes de agresión y venganza. Por ello generalmente no se presta atención al dialogo expresado por la otra persona porque se está ocupado con los dialógos internos planeando que responder de manera agresiva en algunos casos, es decir con la intención de causar daño.
-Emocionales: Celos, miedo, culpabilidad.
-Conductuales: Tono de voz alto, pasearse nerviosamente de un lado a otro, apretar los puños.

El islam nos da varias posibilidades de mejorar nuestro carácter con la adquisición de hábitos que son también formas de adoración tal como lo hacia nuestro amado profeta. Hay un relato por el Imâm Ahmad según Abu Ad-dardâ, también relatado por Al-hindî en «Kanzu Al-a‘mâl» (1/1840) que refiere que «el Profeta Muhammad (Paz y Bendición con él) siempre sonreía cuando hablaba, Nunca le daba la espalda a su interlocutor… Y cuando alguien le saludaba (con la mano), no era el primero en quitar su mano… Cuando uno le frecuenta, no puede nunca separarse de él, de tanto que le ama».

Fue preguntado a el Mensajero de Allah (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él): “¿Quién es el creyente cuya fe es más completa?” Respondió: “El de mejor carácter” (At-Tirmidhí 1162 y Abu Dawud 4682).

Los anteriores son relatos que nos recuerdan lo mucho que debemos esforzarnos para controlar nuestra reacción en momentos de enojo ya que aveces se reacciona contrario a las enseñanzas, se corta la comunicación y se crean conflictos.

El ideal de ser del musulmán y la musulmana es la personificación de las enseñanzas del sagrado Corán y de la Sunnah, que sin que digamos soy una musulmana por los actos nos reconozcan, de ahí la importancia de actuar coherentemente acorde al islam  con modales que  llevan a mantener  buenas relaciones sociales con todas las personas, el musulmán es bien educado, civilizado, noble, carece de envidia y es bondadoso en modales y actos cuidando la lengua, sus palabras para no dañar a nadie.

Dijo el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él): “Nada pesará más en la balanza el Día del Juicio que los buenos modales, al punto de que quien tenga buen carácter llegará a elevarse tanto como el ayunante y el orante” (At-Tirmidhí 2003).

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La practica del islam es maravillosa porque siempre nos permite mejorar y reconocer porque es mejor seguir la guía correcta, por ejemplo cuando ayunamos estamos aprendiendo aspectos como la paciencia, la compasión, la  empatía, la misericordia, la indulgencia y la gratitud,  pero a la vez estamos ganando auto control en varios sentidos, controlamos mente y cuerpo, por ello luego es más fácil controlar los deseos y las respuestas violentas que incluso en algunos casos a quien más daña es a nosotros mismos y/ o  nuestros seres queridos como por ejemplo cuando al estar enojados para lograr el desahogo o la calma se acurde erróneamente a las groserías, vulgaridades y peor aún a maldecir.

Yábir relató: Partimos con el Profeta  para luchar por la causa de Allah, y en el camino un hombre cuyo camello no podía marchar a la velocidad que lo hacían los demás dijo: ¡Qué Allah te maldiga! ¡Date prisa! Entonces, el Profeta  le pidió al hombre que se bajase del camello y le dijo «No nos acompañes en un animal maldecido». Y agregó : «No invoquéis en contra de vosotros mismos, ni en contra de vuestros hijos o bienes, ya que vuestra invocación puede coincidir con el momento en el que Allah acepta todas las invocaciones, y entonces os responderá maldiciéndoos» Muslim (3009).

Quiera Allah permitirnos reconocer nuestras fallas, controlar nuestros impulsos, eliminar las enfermedades como el ego elevado que está en nuestro corazón, perdonar nuestras faltas privadas y publicas  y hacernos de las mujeres virtuosas de paraíso, inshaAllah .

María del Pilar Mena Parra

Colombia.

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