Reflexiones 3.-Los hombres que nadie quiere (Parte 2/3).

Bismi Allahi alrrahmani alrraheemi.

Todas las alabanzas pertenecen a Allah, lo glorificamos y nos encomendamos en Él. Nos refugiamos en Allah del mal que hay en nuestro ego y del que puedan generar nuestras malas acciones. A Quien Allah guía, nadie lo podrá desviar, pero a quien Él desvíe, nadie lo podrá guiar. Atestiguo que no hay otra divinidad excepto Allah, Único, sin asociados y atestiguo que Mujámmad es Su siervo y Mensajero. Oh Allah Bendice a Mujámmad, su familia, sus compañeros y todos los que sigan su guía hasta el Día del Juicio Final.

Esta sección se enfoca en compartir reflexiones que en nuestro día a día podemos tener como musulmanes. Algunas son propias, otras de hermanos y hermanas que insha Allah, intentamos vivir día a día en el recuerdo y en la observancia de los signos de Allah. Dice Allah en el sagrado Corán: “Él es Quien ha creado las estrellas para que puedan guiarse por ellas en la oscuridad de la tierra y del mar. Dios ha evidenciado los signos para quienes reflexionan”. (Corán Sura 6, aleya 97). Todo ello con la esperanza de acercarnos día a día a su complacencia: “Este es el sendero recto de tu Señor. He hecho claro el mensaje para quienes reflexionan” (Sura 6, aleya 126).

Reflexiones 3.-Los hombres que nadie quiere (Parte 2/3).

Es importante destacar que al igual que en otras religiones, no todos los que han nacido en una familia musulmana o han decidido practicar el Islam, tienen un profundo conocimiento y entendimiento sobre la religión, por lo que su actuar puede incluso ir contrario a lo establecido en el Corán y la Sunna.

Estas malas prácticas que nada tienen que ver con el mensaje del Islam, han sido en ocasiones aprovechadas para etiquetar negativamente a nuestra religión, generalizando las acciones de unos hombres o mujeres a toda una comunidad.

Una mujer con conocimiento y entendimiento de su religión no es presa fácil de estos bandidos matrimoniales, pues conoce y hace valer sus derechos.

El en Islam se protege la dignidad de la mujer y respetan sus deseos en la elección de su esposo, con quien compartirá el resto de su vida. No es aceptable, sin importa quién sea el pretendiente, forzar a una mujer a casarse con un hombre que no quiere.

Un ejemplo de esto lo encontramos en el relato citado por el Imâm Al Bujâri de Al-Jansâ’ Bint Jidâm en el que dice: «Mi padre me casó con un primo que no me gustaba, por eso me quejé ante el Mensajero de Allah (sws). Él me aconsejó en un principio: Acepta lo que tu padre te aconseja. Dije: Yo no deseo aceptar lo que mi padre ha dispuesto. Me dijo: Entonces ese matrimonio es nulo. Tienes el derecho a casarte con quien desees (…)”. Ver Fath Al Bâri’4T, 9/194.

El Islam no oprime a la mujer, forzándola a casarse con un hombre que le desagrada, porque quiere un matrimonio exitoso, basado en la compatibilidad entre los cónyuges. Debe existir similitud entre ellos, en términos de físico, actitudes, hábitos, inclinaciones y aspiraciones. Una mujer que siente que no puede amar sinceramente a su esposo, puede pedir el divorcio. Esto fue confirmado en un relato, cuando la esposa de Zâbit Ibn Qais Ibn Shammâs, Yamîlah, hermana de Abudllah Ibn Ubai, se presentó ante el Profeta (sws) y le dijo: «¡Mensajero de Allah! Yo no culpo a Zâbit de nada, con respecto a su religión o su comportamiento, pero no lo quiero». El Profeta (sws) le preguntó: «¿Le devolverás su jardín?» Su dote había sido un jardín. Ella contestó: «Sí.» Entonces el Mensajero de Allah (sws) le envió un mensaje a él: «Toma de vuelta tu jardín, y concédele a ella una declaración de divorcio.»PFath Al Bâri, 3/395.

Continua…

Quiera Allah que la intención de compartirles esta reflexión sea para alcanzar su complacencia. Insha Allah sea de beneficios para los hermanos y hermanas, que tenemos la maravillosa experiencia de ser conversos/regresados al islam y que vivimos en minoría en nuestros países. Quiera Allah hacernos de los que reflexionan, de aquellos dotados de intelecto. Dice Allah en el sagrado Corán: “Dios concede la sabiduría a quien quiere, y sepan que a quien le haya sido concedido este don ha recibido una gracia inmensa. Solo reflexionan los dotados de intelecto (sura 2, aleya 269).”

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