hiyabi en el sur de Texas

hiyabi en el sur de Texas

 

Por Valeria Oumoussa

Vivir en Texas no es como vivir en México ni vivir en el resto de los Estados Unidos, la gente es diferente al resto del mundo. Aquí en el sur de Texas tenemos una cultura diferente, una mezcla de cultura americana con una pizca de valores y tradiciones mexicanas. A pesar de la mezcla cultural, es muy inusual la religión musulmana siendo que la mayoría de la gente se considera católica.  Para una musulmana que usa hiyab, es muy común ver cómo la gente me sigue con la mirada mientras paso por los pasillos del súper mercado. Es común que los conductores claven su mirada en mi mientras espero la luz verde en el semáforo cuando conduzco, y es mucho más común el prejuicio de la gente cuando me ven sentada en la terraza de Starbucks tomando un café con mis amigas musulmanas.

La mayoría de la gente me ve con un morbo curioso, pero jamás se atreve a dirigirme la palabra, supongo que es más fácil para algunos no hacer preguntas. Gracias a Allah, siempre hay personas que con buena fe me regalan una sonrisa de simpatía que sin palabras expresan un “te respeto y quiero que te sientas incluida”.  En ocasiones, algunas personas me preguntan sobre mi religión, siempre las preguntas son las mismas y con el transcurso del tiempo eh llegado a responderla con paciencia y suplicándole a Allah que me permita llegar al entendimiento de la gente.

¿Por qué llevas eso en la cabeza? ¿Tu marido te obliga a usar eso? ¿Por qué si naciste católica, te cambias a una religión de opresión? ¿Eres una de esos terroristas?

La verdad no los juzgo por pregunta, es común que en un lugar donde es muy raro ver musulmanes se aprenda sobre ellos. Especialmente cuando muchas pastores y sacerdotes de iglesias dan platica sobre el islam y dan información errónea. No los juzgo y no los culpo, yo aprendí del islam asistiendo a la mezquita y mi perspectiva sobre el islam dio un giro de 360 grados. Todo lo que yo pensaba sobre el islam era incorrecto. No fue algo de la noche a la mañana, tomo tiempo, paciencia, y muchas preguntas incomodas las cuales el imam y mis amigas musulmanas respondieron con tranquilidad y amabilidad.

Hablando sobre la mezquita, gracias a Allah, tenemos una comunidad de tamaño razonable. Aquí en el sur de Texas, hay mezquitas en las ciudades de Edinburg, Mcallen, Weslaco, y Brownsville. Se puede decir que no importa en qué parte del sur de Texas vivas, siempre va a haber una mezquita a menos de 30 a 45 minutos de dónde vives. La mezquita siempre ha sido de gran apoyo para mí, tener a otras musulmanas cerca de mí, me ayudo a perder el miedo de usar jiyab. Me ayudo a sentirme cómoda usando mi hiyab aun cuando la gente me sigue con la mirada. Yo asisto a la mezquita de Edinburg, la Mezquita Arridwan, trato de asistir a clases de árabe y de Corán con las musulmanas latinas de mi comunidad.  Somos aproximadamente veinte musulmanas latinas, pero entre musulmanas latinas y musulmanes de diferentes orígenes, tenemos una comunidad con alrededor de trecientas personas.

¿Es fácil usar hiyab en el sur de Texas?   No,  porque  no  es considerado una ciudad cosmopolitita como Houston, Nueva York, o Miami donde hay diferentes etnicidades  y la gente está acostumbrada a convivir con las diferencias, Como musulmana, usar el hiyab no es solo mi decreto de sumisión a Allah, pero también el símbolo de mi religión y de los valores que represento. Usar el hiyab para mí es una responsabilidad que indica estar en constante aprendizaje de mi religión para poder responder las preguntas de la gente curiosa. Usar hiyab es para mí una motivación para acercarme al conocimiento y compartirlo por medio de “Dawah”. Pero gracias a Allah que todo lo sabe, el hiyab también es una disciplina en comportamiento. El hiyab me ha servido de constante recordatorio de que tengo que comportarme de la forma más humilde, paciente, y modesta que pueda.

Para resumir mi experiencia usando hiyab, solo les puedo decir que no es fácil al principio, pero es gratificante y es un orgullo para mí.  Solo recuerden hermanas, nuestro imán no se eleva por el simple hecho de usar hiyab, no podemos juzgar a nuestras hermanas musulmanas que no lo usan. Todas tenemos nuestras razones, no podemos forzar a nadie a usar hiyab pero si podemos estar para darles nuestro apoyo y darles la seguridad de que no están solas y demostrarles que si en algún momento no se sienten seguras, nosotras estaremos ahí para ayudar. Yo también pase por eso, la decisión de usar hiyab fue muy dura para mí, pero si nos apoyamos, nos mantenemos unidas, y nos motivamos, nos volvemos más fuertes y la decisión se vuelve mas fácil.

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